Líneas espectrales
El siguiente ajuste al modelo atómico (ya, cuantizado) se debió al descubrimiento de las «líneas espectrales». Desde el siglo XIX se sabía que un elemento químico, capaz de emitir radiación, produce un conjunto único de «líneas espectrales». Es decir, franjas luminosas que pueden registrase en una pantalla. El «número «de líneas», la separación» entre ellas y la «longitud de onda» forman una serie de parámetros que es única para cada elemento químico y que lo identifica, cumpliendo una función similar a las «huellas digitales” o bien a los «códigos de barras» que se utilizan en el comercio para identificar los artículos.

Diagramas de líneas espectrales producidas por la emisión de fotones procedentes de varios elementos químicos.
Han Hansen, investigador y amigo de Niels Bohr, descubrió que las emisiones luminosas que formaban las «líneas espectrales», guardaban cierta correspondencia con la configuración atómica de los elementos emisores. Es decir, la estructura atómica debía ser tal que explicara las características de las líneas del espectro, ya que las «líneas espectrales» eran emitidas por átomos. Por lo cual, la longitud de onda emitida podría expresarse en función de los niveles de energía en el modelo atómico. Fue un profesor de matemáticas, Johan Balmer quien consiguió una relación matemática, analizando las cuatro líneas del espectro del Hidrógeno. A partir de tal hallazgo y teniendo en cuenta la energía asociada a la emisión, Bohr llegó a la conclusión de que la «radiación emitida», que produce «las líneas espectrales», se debía asociar a «saltos de electrones entre órbitas»; tanto hacia órbitas superiores, como inferiores. En el primer caso, el electrón recibe energía radiante, en el segundo caso, la emite.
Un átomo de hidrógeno situado en el «estado fundamental» (n = 1), cuando absorbe suficiente energía, salta a una órbita superior (n = 2) y, cuando la emite, vuelve a la órbita anterior. Debido a las hipótesis cuánticas, la emisión de energía no puede ser continua y sus variaciones se producen por «saltos cuánticos». De tal forma, que la emisión de un cuanto de energía (10.2 eV) equivale a la diferencia entre dos niveles, siendo la «longitud de onda» de la radiación emitida la que se expresa por la fórmula de Planck-Einstein E = h c/λ; donde c simboliza la velocidad de la luz en el vacío.

