Einstein pasó los últimos años de su vida en Princeton (Estados Unidos) como investigador en el “Instituto de Estudios Avanzados”. Su trabajo se centró en la construcción de una superteoría capaz de albergar todos los fenómenos físicos, que están incluidos en las diversas teorías existentes, sobre el campo gravitatorio, electromagnético, la física atómica y de partículas. A partir de esa iniciativa, gran parte de la investigación desarrollada por la comunidad científica se orientó hacia la construcción de la llamada «Teoría de Campos Unificados».
A partir de esa primera tentativa de gran unificación conceptual, los intentos por conseguir una superestructura formal se han multiplicado a un ritmo creciente. Durante los últimos cuarenta años, los trabajos de investigación han sido numerosos pero, a pesar de algunas investigaciones imaginativas, no se ha recogido el fruto deseado.
Una de las teorías más notables, que cuenta con mayor inversión económica procedente de diversos organismos, y que ha concitado más ingenio y esfuerzo intelectual, es la llamada «Teoría de Cuerdas». Entre muchos destacados investigadores en esta materia cabe nombrar a Lee Smolin, cofundador del Centro de investigación canadiense Perimeter Institute for Theoretical Physics. En el libro titulado «Las dudas de la física en el siglo XXI» recoge sus inquietudes acerca del porvenir de las teorías físicas de unificación. Se trata de una crítica sincera sobre los dudosos proyectos encaminados a lograr una grandiosa construcción mental que explique todos los fenómenos físicos conocidos hasta hoy. Es decir, los hechos naturales empíricos que se refieren básicamente a la estructura y composición de la materia y al origen, naturaleza y evolución del Universo. Esta meta-teoría unificadora, que suele conocerse como «Teoría del Todo», constituye un gran desafío científico. Se pretende descubrir cómo formular una estructura lógica que, incluyendo todos los fenómenos naturales, permita deducir consecuencias que sean experimentalmente verificables. Según opinión de L. Smolin, sin descender a detalles técnicos, se llega a la conclusión de que una excesiva formalización matemática ha conducido a la física teórica al alejamiento progresivo de la realidad experimental. Así como, a una pérdida de significado de los conceptos, debido a una creciente especulación sin base empírica. Una de las consecuencias de esta deriva metodológica ha sido admitir la existencia de enigmáticas «realidades» naturales, que de hecho no han sido detectadas experimentalmente.

«Las dudas de la física en siglo XXI» . El autor, fundador del Perimeter Institute for Theoretical Physics , Lee Smolin hace una crítica a la «física teórica». En especial en «Teoría de cuerdas», cuya investigación exige muchos recursos, sin que su abundante elucubración matemática brinde resultados experimentales satisfactorios, después de más de cuarenta años.

