¿Dónde reside el origen de la gravedad?
A pesar de sus investigaciones, Newton no se sienta satisfecho con la noción de gravedad y pretende averiguar en dónde reside su origen. De hecho, confiesa su fracaso al intentar analizar diversos fenómenos. Pero el fracaso encierra una enseñanza útil para profundizar en las características del método científico y el alcance de la ciencia empírica. El testimonio de los científicos nos revela que no es necesario conocer la naturaleza última que encierran conceptos científicos, como gravedad, para analizar sus efectos y construir teorías. La ciencia se mueve en un nivel diferente al de la metafísica. Las magnitudes físicas son definiciones precisas, no entes ocultos en la naturaleza. Newton comprendió que el buen cultivo de la ciencia empírica requiere ante todo seguir un método experimental, alejado de especulaciones filosóficas. «Bastante es que la gravedad exista de hecho y actúe según las leyes expuestas por nosotros».
Esta actitud pragmática quedó resumida en su conocida afirmación: hypotheses non fingo. Con ella rechaza toda explicación que no se asiente en la observación experimental y rechaza cualquier acusación de apartarse del camino estrictamente científico, con el fin de explicar el origen de la gravedad. Y, añade: «Pues, lo que no se deduce de los fenómenos ha de ser llamado Hipótesis; y las hipótesis, bien metafísicas, bien físicas, o de cualidades ocultas, o mecánicas, no tienen lugar dentro de la Filosofía experimental«.

