Visión de la Naturaleza

El método científico descubierto por Galileo parte de una concepción de la naturaleza muy diferente de la teoría aristotélica. La investigación galileana se fundamenta en la experimentación y en la Geometría. Por el contrario, la Cosmología  aristotélica se basaba en la creencia de la absoluta separación entre el mundo sublunar y el mundo supralunar. En el primero, existían cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego asociados a cuatro cualidades, organizadas en pares de opuestos (por un lado, calor y frío; por otro lado, humedad y sequedad). A cada elemento se asignaba un lugar propio, y dos tendencias naturales: gravedad o ligereza. Si el elemento era apartado de su lugar natural, por algún movimiento violento, la tendencia natural le hacía retornar a él.  Así, los elementos pesados (tierra y agua) tenían tendencia a descender a su lugar propio. En sentido opuesto, aire y fuego, ascendían, siguiendo su inclinación natural. En el mundo supralunar  existe una sustancia, denominada quinta sustancia, que no admite ningún tipo de cambio, a excepción de los movimientos de los planetas que describen trayectorias circulares.

Galileo se aleja de esa  concepción aristotélica y reduce la situación de partida. Para él no habrá diferencia entre los sucesos terrestres y los celestes, ni tampoco concederá un papel especial a los cuatro elementos primordiales. Esta simplificación es capital a lo hora de  aplicar su método de investigación. Pues, al prescindir de la rígida teoría aristotélica queda libre de realizar observaciones en una zona del espacio que estaba restringido por el estrecho ámbito conceptual aristotélico. Así, mediante el telescopio,  está en condiciones de de descubrir en la Luna el mismo tipo de accidentes orográficos  (valles, montañas, etc.) que en la superficie de la Tierra. Asimismo, descubre los satélites de Júpiter, las fases de la Luna, las manchas solares, entre otros fenómenos celestes.